Hay dos en Madrid, pero en esta ocasión hemos visitado el Estado puro de Paco Roncero situado en la Plaza de Neptuno.
En un reservado para unas ocho personas decidimos que nos fueran sacando platos y pinchos a su antojo...
Yo estaba encantada de asistir y debo decir, con gran dolor de mi corazón, que me decepcionó bastante... Esperaba que me sorprendieran todos y cada uno de los platos... y no fue así... tampoco en su forma de presentarlos o decoración... La ensaladilla rusa muy buena, los tigres fortísimo, no me gustó el foie, el preñao no había por donde cogerlo (con el aceite saliente hubiera podido rellenar el depósito de mi moto, que anda un poco flojo...) y la ensalada de pulpo, mango y piña... vamos, ni voy a hacer comentarios...
Y, lo que más me molestó de todo es la velocidad... tuve la sensación de comer como los pavos... un camarero muy solícito, demasiado solícito, se encargaba de retirar todo a la velocidad del rayo... así que no hubo ni un minuto de tranquilidad... no soporto que me metan prisa, no degusto los platos, no puedo hablar sobre ellos, se enfría el siguiente y al terminar pienso que he participado en una carrera... ¿Habré ganado?
Es posible que le de una segunda oportunidad... pero será dentro de un tiempo. Ahora estoy de chasco.
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3 comentarios:
Pues vaya... con las ganas que le tenía. Igual fué la ocasión, "especial", pero no me quedaré con las ganas de probarlo.
Yo estuve dos veces y muy, pero que muy bien. Aunque eran viernes noche y la velocidad fue inversamente proporcional a la tuya, quizás ese sea el truco ;-/
Pues Santiago, yo también fui un viernes pero estábamos en un reservado, no pedimos nada sino que nos fueron llevando lo que quisieran y tuvimos un camarero para nosotros solos. Yo creo que ahí radicó el problema.
Sin duda volveré, elegiré yo misma los platos y estoy convencida de que no comeré como los pav o os
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