La receta sencillísima:
100 g de harina Tipo en 00)
1 huevo
1 chorrito de aceite de oliva virgen extra
Había que amasar y deja reposar.
Pero claro, íbamos a hacer dos masas, y pensé que a la segunda habría que meterle algo de color. Tony ya me miraba con cara rara puesto que me dijo que eso era «desvirtualizar» la receta original, pero claro, mi anarquía recetil me impide seguir todo al pie de la letra… Así que abrí la nevera y me topé con unas radiantes remolacha cocidas… decido, la segunda masa llevaría el líquido de las remolachas… dicho y hecho, eso sí, hubo que añadir harina a gogo para que aquello obtuviera la consistencia deseada.
Luego las envolvimos en papel film y a descansar en la nevera, hora y media.
¿Y piensas que en ese momento nos pusimos a hacer las salsas? Pues no, era una comida muy a lo mediterráneo, así que salimos a dar un paseo, nos tomamos un vermut, disfrutamos de una mañana soleada...
Al regresar a casa comenzó el momento de las salsas, estirar bien las masas en superficie enharinada y proceder a su corte, a mano... Ya me picó el gusanillo de hacerla rellena...
La salsa de la pasta rosa llevaría champiñones, jamón de York y scarmoza ahumado. La blanca tenía espárragos trigueros, tomates cherry y albahaca (recién cogida de la ventana)... ni qué decir tiene que abrimos una estupenda botella de vino... (que ya recuerdo yo que ésta era una comida muy mediterránea).
Y este fue el resultado y todo el proyecto... entusiasmada me hallo.