Y el lunes, más feliz que una perdiz, me dirijo a Panem (Fernán González 46, Madrid), dispuesta a comprar un estupendo pan.
Error, ya que cierran los lunes.
Al final repito operación el martes. Un pan fantástico para un emparedado nocturno. ¿Qué os voy a contar?
También quería haber probado las madalenas, pero a esas horas han volado... Volveré a por ellas y a por un cruasán...
Así voy, viviendo al límite.
Muy recomendable.. (el pan y el emparedado)
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